Actualmente disponemos en el mercado de una amplia oferta de estos productos con infinidad de sabores, propiedades y beneficios para nuestro organismo.
Los zumos comerciales envasados constituyen hoy día una fuente interesante de nutrientes. Los avances conseguidos en sus procesos de elaboración permiten conservar casi todas sustancias nutritivas de la fruta fresca en unas proporciones semejantes, a la vez que, mediante diversos métodos de conservación (pasterización o esterilización), se alcanza un buen estado higiénico-sanitario. Suelen llevar algún conservante autorizado que lo indicarán en el envase.
Por otra parte, interesa saber que los fabricantes de "zumos a base de concentrado" normalmente elaboran el zumo a partir de concentrados de zumo que compran como materia prima, y a los que añaden el agua necesaria para reconstituir el producto. Estos concentrados proceden de diversos países, e incluso de mezclas de concentrados de varias procedencias.
El aporte de energía de un vaso de zumo (200 mililitros) es de unas 100 calorías. Su nutriente más significativo son los hidratos de carbono (10% del producto), que se presentan principalmente en forma de azúcares (sacarosa, glucosa y fructosa). En general, la concentración de sacarosa es superior a la de los otros dos azúcares. La elaboración industrial de los zumos ocasiona pérdidas de los azúcares de las frutas de las que proceden, por lo que en estos casos, los fabricantes añaden azúcar con la finalidad de imitar la composición de un zumo natural. La adicción de azúcar está permitida en unas cantidades determinadas y se incluirá como ingrediente en el etiquetado, práctica que a veces conduce a irregularidades. En ocasiones, se recurre al azúcar para otros fines, menos éticos: corregir la excesiva acidez del zumo, ocultar la adición de zumos de otras frutas o enmascarar la escasez de fruta.
Los zumos envasados garantizan, generalmente, al consumidor un alto contenido en vitaminas procedentes de las frutas, entre las que destacan diversas vitaminas del grupo B (riboflavina, niacina y ácido fólico) y vitamina C (mayoritaria en los zumos de naranja). Además, la mayoría de los zumos han sido enriquecidos con vitaminas antioxidantes A, C y E, para prevenir y evitar las descomposiciones oxidativas del sabor y olor del producto y para compensar las pérdidas de vitaminas en el proceso de elaboración. Entre los minerales aportados por estos zumos destacan el potasio, el fósforo y el magnesio. Por otro lado, aquellos que incluyen pulpa en suspensión contienen más fibra que los que no la incluyen.