Este es un libro difícil de clasificar. Especialmente si nos centramos en cada parte (cada pueblo) y dejamos de percibir atentamente el conjunto (...) La forma expositiva en que el autor nos introduce cada pueblo, con datos sobre su ubicación, su latitud, su extensión, su historia, sus festividades, etc., no pretende ser exhaustiva, aunque se nota el esfuerzo por no dejar fuera detalles que pueden ser importantes.
Pero lo que verdaderamente importa aquí es la visión del amante más que el cuidado en el conocimiento o la precisión de las cifras, importa la vehemencia con que el autor se entrega a lo propio compartido, a su esencia andaluza y cordobesa.
"Es el canto del carpintero, el albañil, el botero, el zapatero (cito al bardo neoyorquino, probablemente el mayor acompañante que este orfeón tendrá jamás); el canto entre cortijos, en la besana, en la vendimia; el canto, recogido en un botijo, de aquello que nos construye, nos levanta, y nos impulsa adelante; el canto primigenio al barro y su influjo." (Ernesto Ortiz)