Uno de los grandes cultivadores del cuento fantástico de todos los tiempos fue, sin duda, Robert Ervin Howard, asiduo de las publicaciones pulp de finales de los 20 y principios de los 30 (hasta su suicidio en 1936). Se le recuerda principalmente por su creación más famosa: Conan el cimerio. Lamentablamente, este recuerdo tiene mucho de falso, pues el Conan que el lector medio tiene en mente en poco se parece al personaje howardiano. Años de explotación comercial en diversos medios (cine, cómic, franquicias noveladas) han ido difuminando al guerrero salvaje y primario de la era Hyboria, ocultándolo bajo capas y más capas de estereotipos que responden a sensibilidades de épocas muy diversas.