ANTES de que los delgados rieles de acero del ferrocarril se abrieran camino a través del desierto, Atabasca Landing era el pintoresco umbral por donde se tenía que pasar para internarse en el misterio propicio a los azares del dilatado y blanco país del Norte. Todavía es Iskwatam la "puerta" que conduce a las últimas regiones de los ríos Atabasca Slave y Mackenzie. Resulta algo difícil encontrarla en los mapas, y sin embargo existe, puesto que el dramatismo, la leyenda y la epopeya humana nos han venido escribiendo su inolvidable historia casi durante un siglo y medio.