Desterrado en Granada por Felipe II, Diego Hurtado de Mendoza, antiguo embajador en Venecia y Roma, y miembro de la primera hornada de poetas italianistas españoles, es un testigo excepcional, lúcido y desencantado de un conflicto que supuso la destrucción de Granada y, en más de un sentido, el fin de la aristocracia caballeresca andaluza.La 'Guerra de Granada' de Diego Hurtado de Mendoza, publicada en 1627, narra la rebelión de los moriscos granadinos desde sus causas e inicios hasta el asesinato en 1571 de Aben Aboó, proclamado rey tras el asesinato de su primo Aben Humeya. "Con notables influencias de la historiografía clásica, particularmente de Tácito y de Salustio y, en otro sentido, de Maquiavelo, Mendoza traza el relato desolador, hondamente elegíaco, de la pérdida de los moriscos granadinos y la ruina del reino, junto con el ocaso del poder de la casa de Mondéjar frente a los nuevos letrados impuestos por la política de Felipe II", señala el propio Juan Varo Zafra en el resumen biográfico que firma para la Academia de Buenas Letras de Granada; y añade que "una vaga y triste ironía recorre un texto casi nihilista que no ahorra críticas a unos y a otros en la descripción de matanzas y saqueos sin sentido, de decisiones torpes de los mandos militares y políticos, de actitudes fanáticas, de enfrentamientos entre familias nobiliarias y entre éstas y los ministros del rey, de motines, de actuaciones irracionales motivadas por la codicia y el miedo, de estupidez, injusticia y dolor".