Recoger los cuentos populares y darlos á luz tales como el pueblo los cuenta, como han hecho en Alemania los hermanos Grimm, y novísimamente en Italia el Sr. Vittorio Imbiani, tendría en España un inconveniente literario y otro moral. El inconveniente literarario sería la falta de interés, como consecuencia de la inverosimilitud y carencia de arte, que en casi todos los cuentos populares son tales, que éstos sólo sirven para embobar inocentes niños y personas faltas de toda cultura y lucidez de entendimiento. El inconveniente moral sería aún más grave, porque la mayoría de los cuentos populares, ó no ensenan nada, ó enseñan lo que la moral y el buen sentido rechazan. Se me preguntará: «Pues si los cuentos populares tienen esos dos inconvenientes, cuál es su mérito, y, por tanto, por qué se los recoge y publica en todos los países cultos, y muy particularmente en todos aquellos donde los estudios literarios y filosóficos están á mayor altura?» Así como me anticipo á hacer esta pregunta, me anticiparé á darle respuesta.