La Política aristotélica representa una última y concienzuda defensa de la ciudad-estado griega como marco civilizador. Con su talante realista y conservador, Aristóteles intenta justificar las instituciones tradicionales, recomendar la constitución mixta, abogar por un gobierno democrático de centro apoyado en la clase media y fundar en una ética humanista su perspectiva política. Por su enfoque analítico de los hechos y las constituciones y por sus claras críticas de las teorías reformistas, estos apuntes del influyente pensador conservan su prestigio intelectual. Sobre todo para una lectura que no busque soluciones canónicas, sino la actividad de un pensamiento crítico en un contexto histórico tan interesante como el de la vieja Atenas.