Después de caminar en la lluvia, llego a mi apartamento mojada de pies a cabeza, pero no soy la única que quedó empapada por la tormenta; el hijo de mi vecina está sentado en el pasillo porque no hay nadie en su casa y se le han olvidado las llaves. Como la buena vecina que soy, lo invito a pasar, a meter su ropa mojada en la secadora y a darnos un baño de agua caliente que sube tanto de temperatura que hasta la pantalla de tu lector quedará empañado. Lee para saber como le doy una experiencia inolvidable al hijo de mi vecina.
Este cuento corto y caliente está destinado exclusivamente a lectores 18+. Tiene contenido explícitamente sexual.