Lyria era una princesa caprichosa,
mimada y arrogante.
Hija de un rey soberbio y malvado.
Traicionado por su guardia real,
la venganza fue perfecta.
Tomar a su hija y quebrantar
su voluntad en los calabozos.
Lyria lloró, imploró y se humilló
en aquella mazmorra.
Pero su carcelero se enamoró,
y esa podría ser su única posibilidad de vivir.
La oscuridad era su única compañera;
cautiva bajo la
Voluntad de soldados indolentes
y con la esperanza
casi a punto de desaparecer.
Un juego de poder en el que Lyria
solo tendría una ventaja:
Su sensualidad y belleza.