"Eliseo Diego, el más grande poeta cubano, escribió en 1974 un verso de resignación ante el tedio: "La eternidad por fin comienza un lunes".
Treinta y dos años después, cada martes, su hijo Eliseo Alberto, "Lichi", le juega una broma invariable en las páginas del diario "La Crónica de Hoy": demuestra en un artículo de mil palabras que es la felicidad lo que, en verdad, empieza un lunes.
Ese día escribe "La rueda dentada", una especie de lanzamientos que a la manera de los "pitchers" que calientan el brazo mientras esperan subir a la lomita resultó ideal para aceitar el engranaje de un escritor porque las palabras se empiezan a mover a partir de una idea que, a su vez, empuja solidariamente a otra y se convierte en un mecanismo que transmite y aumenta el vigor creativo: pura teoría de Arquímedes aplicada al periodismo.
"Lichi" se levanta a las seis de la mañana en su limpio y bien iluminado departamento, frente al Parque Hundido, prepara su primera cafetera del día y apremia: "Vamos andando". Dicho esto, el peso pesado de las letras cubanas no necesita más. Se sienta frente a la computadora, abre su estuche de palabras y la pantalla se llena de maravillas.
Un par de horas después, el resultado es la respuesta a la pregunta eterna de cuál es la distancia entre el periodismo y la literatura: ninguna. Rubén Cortés-