Son reflexiones de confianza y alegría para quienes avanzan en la vida interior. Hay algún sentido en el sufrir? El cristiano va por el mejor camino, ¡lleva un tesoro! Camine poco o mucho, está en la dirección correcta, sólo tiene que conservar el don, endulzarse con la ternura de Dios, izar las velas e ilusionarse confiando en el atardecer que llega.