AÚN HAY TIEMPO ¡Inocentes ríen los girasoles! Vendrán eternos veranos. Las nubes se olvidarán de que fueron nubes, los vientos olerán a quemado. Las noches no despertarán. Con miedo dormirá el mar Mientras, la perversa ignorancia, la estupidez el egoísmo se dan la mano. Escribió el poeta que se fue entre frías sombras de cipreses por el camino viejo, pero antes vio a una niña descalza vestida de blanco a orillas del mar curando sus heridas. En un pálido mármol verde, su nombre, quizás olvidado. Debajo, su último verso: «Si ves morir un árbol, no olvides plantar tres y volverán a cantar los pájaros».