La atención protectora explica por qué muchos pacientes experimentan resultados notables al ser tratados con terapias de medicina alternativa y complementaria, por ejemplo, acupuntura, medicina china, homeopatía, reiki, fisioterapia, medicina energética, terapia cráneo sacral, o medicina quiropráctica, entre otras. Sin embargo los tratamientos han demostrado ser ineficaces según los principios de la investigación científica, en otras palabras, se ha considerado que no son más eficaces que el placebo. El motivo por el que muchos de estos tratamientos no parecen adecuados desde el punto de vista de la ciencia, es que cuando se trata del tratamiento de una enfermedad crónica, la distensión y la tranquilidad que se suele ofrecer en ellos, es quizá de un gran valor, para la fisiología misma del cuerpo del paciente, tan valorable como unas pastillas o inyecciones. No estamos intentando dilucidar si los métodos de curación de las terapias denominadas alternativas son o no eficaces. La evaluación con métodos de investigación científica tendrá la respuesta, pero si una enfermedad se evapora misteriosamente después de haber tomado un medicamento homeopático, o si un terapeuta de medicina energética, ha logrado remisiones espontáneas en sus pacientes, alcanza, es decir, lo importante son los resultados. Tal vez, las modalidades curativas de las medicinas alternativas funcionan, no tanto por la técnica que se aplica, como por la combinación de creencias positivas. En un método curativo cualquiera, la atención humana y afectuosa, ofrecida por el médico o terapeuta, y las respuestas de relajación que estos modelos inducen, son en realidad, muy eficaces. Lo que sugiere, que todas las intervenciones dirigidas a favorecer la salud y la curación, tanto si se trata de los medicamentos convencionales, como de los tratamientos alternativos en general, funcionan principalmente a través del poder de la mente.