Es un hecho bien fundamentado la influencia que ejercen los aceites esenciales en nuestras emociones, y cómo, a su vez, estas actúan sobre nuestros estados anímicos y repercuten en nuestra salud física: el olfato, al percibir los aromas, crea impulsos nerviosos que llegan instantáneamente al cerebro, donde ocurren reacciones que influyen en nuestro bienestar.