[...] Me presentan a Richard y le digo algunas palabras de veneración; se interesa por saber con mucha exactitud cómo he conocido su música, dice cosas terribles contra todas las representaciones de sus obras, excepción hecha de aquellas famosas de Munich, se mofa de los directores que dicen con blandura a la orquesta: "Señores, ahora se hace apasionado", " queridos, ahora un poquitín más apasinonadamente". Wagner se divierte en imitar el dialecto de Leipzig.