Cáncer de mama

Ser diagnosticado con una enfermedad catastrófica es una de las experiencias más dramáticas por las que puede pasar un ser humano y su círculo de relaciones.

Enfrentar esta situación podría hundir a cualquiera en un mar de aguas negras. La angustia y desesperación se hacen presentes. Esas turbulencias pueden no permitirnos ver la luz que está al otro lado del camino. Nos podemos sentir derrotados, sin esperanzas y esto hasta nos puede conducir a la búsqueda de escapes nocivos para nuestra salud física, emocional y mental.

Otros pueden decidir que es la gran oportunidad para su mayor crecimiento y evolución.

En mi caso particular, he afrontado esta experiencia de cáncer de mama con una absoluta determinación de no dejarme arrastrar por esas aguas que entorpecen mi visión. Todo lo contrario; esta condición me ha servido grandemente para enfrentar el otro enemigo silente que por muchos años me acompañó en mis andanzas: mi adicción.

Las adicciones son consideradas como una enfermedad del cerebro que implica una dependencia de una sustancia, actividad o relación.

Muchos son los tipos de adicciones que existen y un gran número de personas somos sus víctimas. Podemos ser adictos al alcohol, drogas y somníferos, compras compulsivas, juegos, sexo, comidas, trabajo, ejercicios, ciberadicción, podemos ser adictos a una persona, y la peor de todas ser adictos a la miseria.

Hoy puedo dar testimonio de que Dios me ha hecho vencedora, otorgándome la libertad y sanidad que tanto le reclamaba.

Doris Ponciano

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