Sólo pensaba en las mujeres y sólo hablaba de cosas obscenas. Sin embargo, suponiéndome bien informado y más experimentado de lo que era, no se explicaba en detalle y me hablaba de tal forma que no entendía lo que decía. Me contaba anécdotas escandalosas y pornográficas cuyo significado se me escapaba por completo y que sólo comprendí mucho más tarde.