A principios del siglo XX un grupo de científicos del campo de la física y la cosmología intentaron hallar una Teoría de Campo Unificada o Teoría del Todo que pudiese explicar en una sencilla, elegante y extraordinaria fórmula todos los fundamentos de la física, desde el mundo microscópico de las partículas subatómicas (mecánica cuántica) hasta el mundo macroscópico en base a las leyes, reglas, fuerzas, constantes y principios que fundamentan el Cosmos. Una teoría que lo unificaría todo: relatividad general, la teoría de supercuerdas, las 4 fuerzas de la naturaleza y la mecánica cuántica. Uno de los científicos que más empeño ha puesto en hallar dicha fórmula ha sido el científico, genio y visionario panteísta, Albert Einstein. La búsqueda científica de Einstein de la "piedra filosofal" de la cosmología se inició en la última etapa de su vida. Sin embargo, a pesar de los grandes descubrimientos que él desarrollo en el campo de la física de la cual hoy todo el mundo admira, no llegó a conseguirlo. No era capaz de formular una ecuación que armonizase y explicase el mundo determinista a escala macroscópica (mecánica celeste, leyes, fuerzas, etc.) con el mundo indeterminista microscópico, a escala de los átomos y partículas constituyentes. No podía entender la paradoja de un Universo cuyas leyes, fuerzas y constantes seguían reglas de simplicidad, orden, sincronía y equilibrio con un mundo subatómico regido por leyes indederministas, arbitrarias y "misteriosas". Tampoco fue el eminente científico teórico Stephen Hawking , ateo convencido, considerado el heredero intelectual de Albert Einstein, capaz de hallar esa anhelada teoría del todo que armonizase esa dos cosmovisiones. No dio con la fórmula matemática que explicase en una única teoría todas los fundamentos, reglas, principios y variables cosmodinámicas del Universo. Actualmente, la única teoría que podría explicarlo casi todo es la Teoría M. Para muchos es la firma candidata a la Teoría del Todo. No obstante, la búsqueda científica de una Teoría del Todo no es más que una entelequia. Por medio de teorema de incompletitud de Kurt Gödel hemos descubierto que existen aspectos que son imposibles de conocer debido a las limitaciones inherentes a cualquier sistema de conocimientos, incluyendo a la ciencia misma. Según este teorema, un principio científico universalmente válido, la ciencia jamás podrá desvelar los secretos últimos del universo y de la vida. Por lo tanto, la Teoría del Todo, que tenga como piedra angular una visión apriorística excluyente de un Creador, no llegaría a responder a todos los dilemas científicos y filosóficos del Universo. Uno de esos dilemas es el origen de la vida en la Tierra. A pesar de que la teoría de la evolución de las especies neodarwinista se ha convertido en el paradigma científico, académico y cultural prevalente en Occidente, existen aspectos formales de dicha teoría (evolución ex nihilo, mutaciones genéticas aleatorias, materialismo y azar) muy controvertibles, lo que hace dicha teoría tenga poco fundamento científico. Muchas más cuando nos referimos a cuestiones más profundas relacionadas con el origen, evolución y destino del Universo. Este libro aborda todas estas cuestiones de una manera audaz, atrevida, profunda y amplia en aras de aportar, desde su propia cosmovisión, un entendimiento racional sobre el misterio último sobre el origen del Universo y de la vida. Se trata de aportar una tercera vía que no caiga en el dogma religioso del Creacionismo o Diseño Inteligente del Génesis de la Biblia cristiana ni en el dogma materialista científico del Neodarwinismo materialista. Una tercera vía, más "diplomática", que sirva de puente entre ciencia y fe.