Durante cincuenta años, el Diario de viaje a París, de Horacio Quiroga (1878-1937), fue un texto desconocido incluso para los amigos y biógrafos del autor. A finales de la década de los cuarenta, tras descubrirse su existencia, se publicó una versión anotada por Emir Rodríguez Monegal, de gran valor para los investigadores pero poco atractiva para quienes desearan acercarse a la intimidad personal y literaria del padre del cuento moderno.