Diarios de una escuela

Es la labor del maestro la de ser, no solo la de conocer. Es tan profunda la huella que deja el maestro que se convierte en una obligación moral y casi vital, la de llevar a cabo un cambio. Debido a que cada ser humano, cada alumno es único e irrepetible, se propone un modelo que ataque directamente a la singularidad, basándose en la creatividad, realizando una labor de acompañamiento especializado para conseguir extraer o hacer florecer en cada uno lo mejor de sí mismos. Esto obliga al maestro a presentar su mejor versión. En Diarios de una escuela se presenta la versión del otro. La del alumno. La visión del centro y origen de toda esta actividad y mundo que termina llamándose escuela. La oportunidad de expresar de los diferentes chicos y chicas de épocas muy diferentes, aunque relacionadas y conectadas, permite vislumbrar aspectos que de otra forma se nos escaparían por el simple y comprensible hecho de ser adultos. La responsabilidad, los lazos, las emociones vividas hacen que en la escuela convivan algo más que simples alumnos y maestros. Se forma una familia. En este libro se muestra una puerta abierta al cambio que siempre debería estar abierta. La propuesta se basa en ser los responsables de provocar la excelencia, ser una luz que ilumina el camino para que otros puedan liberarse de sus miedos, soltar lastres y brillar como verdaderas estrellas. Se trata de una propuesta para mirar con el corazón. La puerta al cambio debe quedar abierta para siempre.

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