En este diálogo entre Lactancio y el arcediano del Viso a propósito del saco de Roma y prisión del papa por las tropas del emperador en mayo de 1527, Alfonso de Valdés presenta el saqueo como voluntad de Dios, exime de culpa a Carlos V, señala la corrupción de la jerarquía eclesiástica y acusa al papa de desempeñar mal su oficio.