Reflexión sobre el misterio de la tercera persona de la Trinidad, el Espíritu Santo, que trata de sacar a la luz más características de su inspiración en nuestras vidas.
A pesar de que el Espíritu Santo es el gran desconocido de la tradición cristiana, es, sin embargo, la comunicación que existe entre Dios y sus hijos separados, y el poder inherente a la visión de Cristo.
El autor explica que, si logramos que el Espíritu Santo dé sentido a nuestra vida, podemos descubrir que su luz es en todo momento el "sígueme" de Jesús.