Aunque su título parezca que dicho relato va de sexo, pues no.
Aquiles es un pueblerino del pueblo de Casangómi (Cáceres) que viaja a la capital para forjarse un futuro.
La historia ocurre en una clínica de adelgazamiento, en donde Aquiles consigue trabajo como vigilante jurado, después de haber trabajado en cine en una película de pistoleros. Mientras va a la ciudad viajando en tren, evoca la salida de su pueblo cuando enterraban al pobre Remigio, cuya ceremonia fue de lo más rápido. En Madrid, se va a buscar trabajo al INEM, y consigue trabajo de vigilante jurado. Tras esto, se va a visitar a su primo Doro, que vive en la capital. Aquiles fuma de vez en cuando los "cigarrines" de la risa, con lo que la cabeza se le desorbita bastante. Juntos los dos primos, se ven inmersos en situaciones propias de bobos. En dicha clínica, que sirve de tapadera, el encargado de dicha institución, trafica con diamantes. Pepete, un negro enorme y que es el capo principal del tráfico de diamantes, acude al lugar para que el encargado le entregue los diamantes, escondidos éstos en algunos artículos de sexo, principalmente penes de plástico. Sin saber cómo, los dos primos se ven envueltos en el tiroteo, entre los policías y los negros guardaespaldas del negro. Al final, el negro es detenido, pero el encargado de la clínica consigue escapar. La policía va tras ellos. Los primos también salen en su persecución, pero tardan en hacerlo y cuando lo hacen ya no saben a quién seguir. Los primos se vuelven al pueblo y con un dinero "extra" que han conseguido, montan un negocio de lo más dulce.