El «Yo» y el «Ello»

UNO PENSARÍA que el YO (mi realidad) es independiente, libre. Sin embargo, el SÚPER-YO no es algo que esté afuera. La cultura, dios, la familia, las leyes, la educación (y lo que compone el SÚPER-YO) no son algo externo. El psicoanálisis descubrió que el SÚPER-YO está más enquistado en nuestro interior de lo que podríamos imaginar. Así que el YO es receptáculo de todas las fuerzas del SÚPER-YO y del ELLO. Si estás pensando que el YO, el ser humano (tú, ella, él, yo, vosotros y ellos) es una especie de cesto de basura donde recaen el SÚPER-YO y el ELLO, tienes toda la razón. Los seres humanos crecen con traumas, que nacen en su infancia y se esconden en el subconsciente toda la vida. Como es lógico, no sabemos que esos traumas están ahí. El hecho es que llevamos, dentro de nosotros, un SÚPER-YO que, luego, se hace patente y actúa como una fuerza que nos impide ser felices, una fuerza (obscura) que nos conduce a situaciones salvajes, como la guerra, la tristeza, el miedo y demás traumas psicológicos. El SÚPER-YO es lo que sostiene la cultura (religión, leyes, etc.).
Ahora bien, a parte del peso del SÚPER-YO (lo cultural), el ser humano carga con el peso del ELLO. Genéticamente el homo sapiens es violento (ha debido serlo para subsistir, para cazar, para competir por la hembra o por el poder); de ahí viene la naturaleza de su agresión. Además, el animal humano tiene necesidades sexuales: por ser el sexo la herramienta mediante la cual se garantiza la nueva generación, no se le puede abolir.
Qué ocurre entonces con el YO, en medio de estas fuerzas tan oscuras?
Sucede que según el psicoanálisis dentro del YO se crea un subconsciente (y no sabemos que está ahí y no sabemos cómo actúa). Por eso, la tarea del psicoanálisis es trasladar al consciente lo más que se pueda. No es posible alcanzar una perfección, pero la terapia sí ayuda a las personas a librarse de muchos traumas. No se puede desaparecer el SÚPER-YO ni el ELLO, pero se puede hacer una limpieza interior (en el YO) y alcanzar un mejor nivel de vida, con un mínimo de bienestar que nos permita (ser, estar) algo tranquilos. Nuestros abuelos fueron víctimas de lo mismo: el SÚPER-YO y el ELLO se han transmitido de una generación a otra. Este libro prescinde de las fuerzas del SÚPER-YO y presenta un análisis en torno a las redes que se tejen entre el YO y el ELLO (mi realidad vs. mi genética).
*Sigmund Freud fue un personaje polémico. La novedad de sus postulados científicos causó recelo (odio, ira, fastidio, rabia, desazón) en la sociedad de su época. Freud descubrió que la sexualidad está presente en los niños. Escribió el malestar de la cultura para advertir al hombre que existe un gen violento y que, de no controlarlo, el animal humano puede llegar a los extremos que llegó en la primera y segunda guerras mundiales. Freud en su obra Tótem y tabú investigó los orígenes de las culturas y afirmó que dios es una invención de la cultura, dada en los procesos evolutivos. Freud estudió la psique de las masas. Freud fue un ateo. Sí. Pero nunca disparó un arma, nunca asesinó a otro hombre. Al contrario, el psicoanálisis sirvió de terapia a todas las personas que venían de la guerra (con traumas), luego de haber asesinado, violado, aprisionado o ser víctimas de los mismos fenómenos.
La cultura siempre ha visto peligro en los hombres de saber. Y los libros de Freud fueron quemados, pero hoy en día sus obras son los baluartes más valiosos en ciencias como la psicología, la etnografía, la sociología e incluso en las artes.
El libro más peligroso de Freud es, sin duda, "El porvenir de una ilusión". Recomendamos su lectura, que se suma a (Este prólogo continúa en el libro)

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