Desde que Roberta trabaja en la agencia de detectives del duque de Río Rosado, se ha encontrado con los casos más extraños del mundo, pero que haya un ladrón por la ciudad que se dedica a robar carne picada parece algo demasiado absurdo, incluso para su jefe. Y, por si eso no fuera bastante raro, un nuevo cliente les contrata para que encuentren a su pato parlante... aunque en realidad no es un pato y tampoco habla. Roberta va a tener que usar mucha imaginación si quiere resolver los dos extraños casos.