El fruto del Calafate

Caen los muros en todas partes. El año 1989 está por terminar. Andrés Solano ha regresado a Santiago de Chile tras un exilio de 16 años. El 9 de noviembre ha caído el Muro de Berlín. Poco después se desploma parte del poder de la dictadura militar en su país de origen. La esperanza, la sensación de libertad, un nuevo amor, la euforia de los reencuentros, los viejos aromas y paisajes, el susurro cotidiano del idioma de origen lo acompañan por todas partes. Entonces aparecen los rigores de un país muy distinto al que dejó. Una sensación de abatimiento empieza a ser parte de su existencia. Las dificultades cotidianas lo abruman. En medio de ese desconcierto quiere saber como llegó a este punto. Entonces comienza a recordar, quiere entender su propio enigma. Una persona es un mundo y una vida son muchas vidas. A través de sus vicisitudes cotidianas surge la historia de un país. Las familias, las costumbres, las rebeldías cotidianas, la irrupción del Rock and Roll, del Twist, la música andina y de protesta social. Los años 60 y 70 del Siglo XX y su permanente transformación. La gran epopeya de Chile, el sueño de transformar un mundo atávico. La revolución pacífica y una conspiración que culminó en el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973. Chile hace 50 años. Una generación, que se atrevió a pensar en otros designios en busca de una ilusión. En ese intento ganó, perdió y dejó una huella profunda.

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