Se gana tiempo, es decir se trabaja con claridad, amplitud y diligencia cuando se hace la historia de un edificio. Ya lo demostró el autor reconstruyendo las historias complejas del actual palacio de gobierno y de lo que fueron las alhóndigas de San Luis Potosí. Pero esta vez no se trata de piedra y poder, de adobe y maíz, sino de piedra y madero, aquí el venerable Lignum Crucis.