Este relato está emparentado con la novela del Sello Negro de Arthur Machen, y con algunos cuentos de lord Dunsany. De hecho, Lovecraft menciona uno dentro del relato: Bethmoora. Otras fuentes para este relato fueron Robert William Chambers y su relato El signo amarillo, Un habitante de Carcosa de Ambrose Bierce, pero principalmente Frank Belknap Long y sus horrorosos perros de Tíndalos. En este relato, Lovecraft no había traido nada nuevo al género fantástico. Después de todo, la idea de conservar un cerebro humano vivo dentro de un jarro, junto con unos artificios mecánicos que le permitan ver, oir y hablar, era algo bastante conocido y muy común para esa época.