La historia comienza en 1156. Marcelino Saputo, funcionario del censo aragonés, asiste al entierro de un fematero. El funcionario del censo, sospecha que un limpiador de pozos negros se hace pasar por noble. Al entierro acude el conde don Gilberto. Saputo está convencido: se han cambiado uno por otro, el muerto es el conde y el fematero se ha cambiado por él.
Don Gilberto de Mesana, conde de Mesa, en el velatorio cuenta a su ahijado, un trovador y joven dramaturgo, la forma de leer y escribir los Libros del Destino, dictados por siglos atrás por medio de visiones. En los libros, se escriben aventuras caballerescas que están por ocurrir, haciéndose esas historias destinadas a los protagonistas como su futuro.
Es una novela de contraste, situados en el siglo XII, donde sus protagonistas son contemporáneos a nuestro siglo en sus valores.
En la comedia, los personajes hacen reflexionar sobre la moral religiosa cristiana e islámica, el amor y los valores medievales caballerescos con personajes antagónicos en cuanto a su humanidad.