Para algunas personas, la vida conyugal es la mejor. Para Amelia, es un callejón sin salida. Tras otra discusión, Philip se va de viaje de fin de semana, y deja a Amelia en casa para que disfrute de algo de tranquilidad por una vez.
Sin embargo, es verano y el calor le está haciendo mella. El universitario cañón de al lado ha vuelto a casa para pasar el verano y hay un vecino exmarine que le tenía el ojo echado desde hacía tiempo. En el transcurso de un sábado de calor asfixiante, lo que antes era impensable se convierte en una realidad salvaje que la deja con unos recuerdos agridulces...