Estampas de viaje (Spanish)
Subtitle: España en los días de la guerra
Author: Luis G. Urbina
Copyright Status: Public Domain
Contents
INTRODUCCION
ENTRE DOS BAHÍAS
EL DELIRIO DE «WALL STREET»
UN MINUTO DE NUEVA YORK
EL PELIGRO DE LOS MONITORES Y LAS NOTICIAS DE A BORDO
CÁDIZ
GIBRALTAR
BARCELONA LA VIEJA
BARCELONA
BARCELONA SE DIVIERTE
EN BARCELONA
EN MADRID
UNA PÁGINA DE NOVELA
EL MADRID DEL GÉNERO CHICO
MENDIGOS Y GUITARRAS.
LA ULTIMA VISITA
VALLE-INCLÁN
ALREDEDOR DE LOS ASESINOS
LA FIESTA ROJA
LOS LITERATOS ESPAÑOLES Y LOS RUISEÑORES AMERICANOS
EN MADRID
EN TOLEDO
Al comenzar el año de 1916 pisé, por primera vez, tierra española.
Desde la orilla del Mediterráneo, todo yo me volví ojos para ver y corazón para sentir.
Vine como redactor corresponsal de El Heraldo de Cuba, y para ese periódico escribí mis impresiones de viaje. Las escribí poniendo en ellas amorosa sinceridad.
Así, tan de pronto, no era posible que penetrase yo en el alma de este pueblo, a pesar de las afinidades que tiene con el mío, y que en mí mismo percibí al entrar en el ambiente ibérico.
Mas las obscuras herencias que despertaron en mi espíritu, sirvieron de acicate a mi curiosidad y de orientación instintiva a mis observaciones.
Nada miré sin interés o sin emoción; y, aunque recién venido, acerqué cuanto pude, la oreja, al pecho enjoyado de España.
Formé este libro con algunas de las notas y apuntes que rápidamente fuí tomando entonces, en horas de angustia y asombro para la humanidad.
Después, este gran país, que seduce desde luego la vista con el espectáculo de sus costumbres y de su naturaleza, y aviva la imaginación y la estimula a las evocaciones ante sus viejas maravillas de arte, fué, poco a poco, revelándome cuanto encierra su seno de calladas y profundas virtudes.
Y la ilusión con que en él soñé, se ha convertido en la admiración y la devoción con que ahora lo quiero. Y tanto como me deslumbró la magnificencia de su pasado, me llena de fe el presentimiento de su porvenir.
En las páginas que siguen hay, seguramente, más de adivinación que de análisis.
Me queda el anhelo de lograr algún díamejor poseído por el creciente encanto de esta tierra de sol y de leyendarendir a la raza, en verdad y en belleza, el filial tributo que le debo en nombre de mi patria americana, que al otro lado del Atlántico es como una dulce prolongación, como un fresco brote de esta España en cuyo suelo está germinando todavía una primavera de libertad.
ENTRE DOS BAHÍAS
EL contraste no pudo ser más sugestivo. Al partir de la Habana, durante un vivo y cálido atardecer, el mar de seda de la bahía mezclaba a su azul, bruñido por la luz del crepúsculo, súbitos y variados matices. Se mecía una onda, y en su seno encendíase, por un instante, un guiñapo de escarlata desteñida. Venía brincando una ola de curvas elegantes, y su vidrioso contorno empenachábase de espuma sonrosada. Alrededor de los remolcadores temblaba una franja de cambiantes. Las barcas, al pasar, dejaban en la corriente una larga raya de colores, como si fueran soltando serpentinas en la corriente.
Y cuando el buque empezó a moverse, toda la ciudad, salpicada de chispas locas, se fué deshaciendo en una rosada penumbra. Las fachadas del Malecón, que parecían un suave dibujo en miniatura, se fundieron, poco a poco, y conforme iban estando más lejos, en