Para lograr el cambio que tanto exigimos y anhelamos los mexicanos hoy día es indispensable tener bien cimentados los valores terrenales que son finitos, como territorio, patria, justicia y libertad, y los infinitos y eternos, como: amor, honor, deber y libre albedrío, porque tal parece que como seres humanos no hemos sabido diferenciar entre el bien y el mal, o sea, hasta donde somos buenos o hasta donde somos malos. Quizá sea porque desconocemos realmente lo que queremos y, en consecuencia, somos ignorantes de nuestro propio destino. Entender y poseer esos valores en la mitad de los mexicanos será la mejor señal de que hemos despertado.