Hay un exceso de lactosa cultural provocada por el vaciado de la disciplina en la segunda guerra mundial, la cultura de masas, etc. A fin de cuentas, toda esta lactosa ha convertido a la filosofía en un género literario cuyo único principio y fin es el texto escrito, totalmente desconectado de la realidad. Se hace necesaria la idea de la filosofía práctica como cura a la infección de la disciplina. Esto supondría la conexión de la disciplina con la vida social, con los problemas políticos, y con la realidad. Para hacer filosofía práctica y llevarla a la calle contamos con el escenario menos apropiado: el de la sofística, un campo de batalla muy extenso dentro del ágora. Este libro aborda este problema y pretende trazar una vía para la filosofía práctica, a través de la tarea intervencionista.