El momento actual de la pandemia, obliga a reforzar todas las acciones que permitan enlentecer la propagación del nuevo virus conforme avanzan la segunda y tercera olas por todo el planeta; por ello informarse, prepararse y actuar, como insisten los organismos encargados de la salud pública, no es un mero enunciado sino un mandato para todo ciudadano que se hace uno en la lucha contra el nuevo coronavirus.
Esta Guía, hace parte de una serie de tres documentos pensados para las PYMES, compila y describe de forma sencilla las recomendaciones para la reapertura de los espacios laborales y comunes, al tiempo que se prepara el camino para la nueva normalidad donde toca volver a lo habitual pero protegidos, pues se sabe que el virus estará con nosotros por un tiempo mientras las vacunas terminan de completar la fase de investigación, producción y distribución.
La danza y el martillo, como imágenes metafóricas que sirvieron para ilustrar el confinamiento seguido de reaperturas progresivas de los espacios, deberá dar paso a una nueva realidad que algunos se atreven denominar como ¿confinamientos flexibles¿ pues se ajustan a la realidad concreta de cada comunidad conforme se vayan presentando brotes. De allí que pensar y actuar en el qué hacer para mantener seguros y saludables los espacios de trabajo, y comunes en general, sea una necesidad no solo económica ¿para evitar efectos y consecuencias peores que la propia enfermedad- sino también sanitaria toda vez que el prolongado confinamiento está contribuyendo con el deterioro acelerado de la salud de los habitantes de ciudades que ven sus espacios reducidos a los límites de sus hogares y con una mínima interacción.
Informarse, prepararse y actuar, se insiste debe ser consigna a usar no sólo en la actual situación pandémica sino también en el futuro, es tiempo de hacer de la planificación centrada en evidencias y la gestión de riesgos una realidad en todos los espacios. Como compilación de recomendaciones se incluyen las directrices formuladas por la OMS, OIT, NIOSH, OSHA, y, por supuesto, por el Ministerio de Salud y del Trabajo a nivel local.
Al ser una guía, orienta el proceso de elaboración del programa de bioseguridad pero no responde la totalidad de preguntas que hacen falta para formularlo, ¿la razón? Cada espacio de trabajo tiene sus propias particularidades y corresponde a los planificadores identificar el contexto en el que se desarrolla el proceso productivo, para formular así las recomendaciones adecuadas a cada realidad laboral.