Los doce relatos y una poesía que componen este tomo de Robert Ervin Howard son una brillante muestra del talento narrativo de este escritor americano, de una capacidad notable para recrear la historia con toques de fantasía y que acentúan la absoluta personalidad de sus relatos.Hay en estos cuentos, los cuáles son todos entretenidos e increíblemente efectivos, una fuerte presencia de cuestionamientos filosóficos y existenciales por parte de Kull, el cuál por su mente bárbara no llega a comprender del todo, aunque los intuye. Estas inquietudes se manifiestan principalmente en el relato \"Los espejos de Tuzun Thune\". En este cuento, el rey Kull, piensa si las imágenes de los espejos de Tuzun Thune no serán la pura y absoluta realidad, mientras que él mismo, de este lado del espejo, será un sueño, un reflejo de la otra realidad escondida detrás de los cristales. La forma de escribir de Howard es impresionante y apelaba a una poesía bellísima y muy colorida, de un gran poderío visual, pincelada de cierto spleen, y aunque esté contrarrestada por las duras y feroces batallas, es evidente el tono poético de muchos de sus cuentos.