Quinto volumen de En busca del tiempo perdido, en el que el narrador se detiene en el amor convertido en obsesión, en la naturaleza de los celos y del sufrimiento amoroso. Albertine, segundo gran amor del protagonista, es un ser de rostro siempre cambiante, lleno de encanto y seducción, pero fuente inagotable de incógnitas y contradicciones.
Marcel conduce ahora a Albertine a París y en compañía de sus criados viven como amantes. Pero sólo los celos conservan vivo su amor, que es frío e indiferente, cuando no aparece la sospecha. La certeza de que le abandonará y recobrará su libertad, comienza a invadir a Marcel, cada vez que presiente las mentiras de Albertine, que con sus vicios le atormenta.