La mujer de Ojeda es para el propio autor una novela de escasa calidad. Tal vez no carezca de razón, pues se trata de un primer ensayo de juventud. Pero ya se observa en él la gran sensibilidad de Gabriel Miró con la amistad, el amor y el paisaje. Por eso puede ser considerada como la novela con la que se abre la vía a las técnicas que habría de perfeccionar en las novelas siguientes.