La publicación del Libro de Sigüenza pasó casi desapercibida en la turbamulta surgida en torno al primero y segundo tomos de las Figuras de la Pasión del Señor, al encarcelamiento del Sr. Valdés Prida y la negativa de la Real Academia del Premio Fastenrath. Pensando hallarse fuera del centro del mundillo literario editorial español acaso indujese nuevamente a Miró a mudar su casa a Madrid; con ello enmendando en parte algunas de las desidias enfrentadas por sus obras, que hasta ahora habían sido editadas en su mayor parte en Alicante y Barcelona. Desde un punto de vista estrictamente editorial, Madrid hubiera sido su destino, como sabemos, ya antes de Barcelona. Sin embargo, como demuestra de modo muy claro y convincente Roberta Johnson en su libro El ser y la palabra en Gabriel Miró, el periodo barcelonés significó una maduración intelectual de valor incalculable para Miró. "«Los artículos más tempranos del Libro de Sigüenza, aunque sufrieron muchos cambios entre la primera y la última versión, no salen del género del artículo de costumbres; se basan en lo anecdótico con fuertes dosis de lo moral [...] [en los] artículos escritos ya después de que Miró empezó su colaboración con periódicos barceloneses, [...] se nota una marcada diferencia con los anteriores»"