Los cisnes no tienen alma, los violines sí, parte de un breve cuento para niños en el que Cuqui, encuentra a su gran amor, Arturo. La novela se inicia inmediatamente después con los personajes, con sus miedos e inseguridades. En ella, Teodora, una anciana melómana, arisca y autoritaria con la joven, conectará rápidamente con la protagonista y se dedicará a adentrarla progresivamente en el mundo de la música clásica.
Así, entre otras cosas, aprenderá la diferencia que hay entre un concierto y una sinfonía, descubrirá que Chopin era polaco y no francés, y que no hay que tratar con ligereza a Erik Satie o la Rapsodia sobre un tema de Paganini.