En "Labios del delirio", Atena Rodó abre de par en par la ventana hacia su intimidad/realidad erótica con una voz impaciente, transgresora, claramente delirante como bien lo destaca el título pero, por sobre todo, con una voz libre. A lo largo de treinta y cuatro poemas, la autora se adentra en los sensuales recorridos y recovecos de los cuerpos y del deseo, para rescatarlos desde esa intimidad y levantarlos como exaltadas banderas de lucha.