Maximiliano. Un emperador en el cerro de las Campanas nos presenta la vida de aquel austriaco loco, viajero incansable, dilapidador en nombre de nobles causas, amante de la naturaleza y fanático del mar que dejó una profunda huella a su paso por tierras mexicanas. Su imperio fue breve y finalizó de forma trágica; sin embargo, dejó un amplio legado en cuanto a leyes, especialmente a favor de los derechos sociales, arquitectura y apoyo a las áreas del campo y la ciencia.