Memoria corporal, nuevo poemario de Berlanga Pino, es la construcción de la metáfora del paso del tiempo, pero también es su posible nexo de irrealidad través de una memoria poética. Es el mismo tiempo que pone cerco gradual al esplendor de los cuerpos y con ellos al erotismo. Es así la vía antiestética de la existencia, al margen de la sexualidad y de sus más intrínsecos valores: belleza y juventud. De este modo la preocupación existencialista se transfigura en verdadero amor, elevado, sin la condición carnal o material, eximiendo al amante de su naufragio estético, como oda de salvación.