En 1907, el periodista activista venezolano J.R. Pocaterra, entonces de dieciocho años, fue encarcelado durante un año en la fortaleza para presos políticos de San Carlos. Sus contribuciones a la revista política satírica Caín habían provocado la ira del dictador don Cipriano Castro, un caudillo que había llegado al poder mediante un golpe militar en 1899. En esta primera parte de sus Memorias, Pocaterra relata el ascenso al poder de Castro y la lucha política entre Castro y su compadre Gómez, quien luego gobernaría Venezuela en una de las dictaduras más largas y brutales de su historia. Honra a sus víctimas reuniendo y compartiendo sus historias, nombrándolas para que se recuerden sus vidas y acciones.
Más que un mero cronista, el joven Pocaterra también sirve con su ejemplo: se enfrenta a la adversidad con coraje y fuerza, pone en práctica sus principios a través de la lucha y tiene una visión clara de su contexto político y de las personas que lo rodean. Su pluma afilada, de esta manera, sirve a todos los que buscan actuar ya sea contra la injusticia, el racismo o la intolerancia, en favor del clima o simplemente por la verdad.