Al comenzar la lectura de estos textos descubrimos lentamente la atmósfera que va a predominar, un tanto nostálgica y umbrosa, reflexiva ante las cosas perdidas, y por aquellas deseadas o por llegar.
Existe en Obelisco del Hereje la búsqueda constante, la indagación imperativa del ser en un pasado que se engrandece hasta enfrentar al presente.
El presente como campo de batalla, como entorno de cruzada donde la verdad y la negación se enfrentan para hacer explícita en la palabra la necesidad de atrapar el tiempo, la memoria.