El verdadero punto son las redes sociales donde a menudo compartimos historias, fotos, ideas sin pensar y con qué propósito.
Quizás una exnovia a la que queremos avisar que tenemos nueva pareja y esto genera celos, pero nadie reflexiona gratuitamente sobre el daño que se hace.
Publicando un blog, compartiendo una intimidad, mi esposa descubre un día que yo había adoptado un niño a distancia, y no era lindo hacérselo saber así por sus maneras, sus excentricidades.
La mayoría de usuarios de dispositivos electrónicos e informáticos comparten sin pensar, sin pensar en lo que sucede después.
La reflexión como oportunidad de vida, nos hace saber que antes de abrir la boca, y tirar el aire haciendo ruidos, debemos ser conscientes si nos generan estupidez, o podemos considerarlos con valor.
Yo fui un ejemplo de esto hace mucho tiempo, convencido de que todavía podía correr a mis 59 años, podía correr 100 metros en 11 segundos, para luego comprender que la vida no te lo da todo indefinidamente y que lo tendría para cambiarme por completo.
Pero todavía tengo esperanza, cuál? Ver a los jóvenes corriendo en la tele, esos que tienen la oportunidad de demostrar su frescura, su potencia, su capacidad, me deja reflexionar y saber cuántas grandes satisfacciones aún me llevaría a casa.