Un da, una desprevenida hoja de papel se dio cuenta que la tinta comenzaba a marcarla y desde entonces, no fue la misma. Un da, la tinta se dio cuenta que una mano la utilizaba como cmplice y desde entonces, cambi su esencia. Un da, una mano encontr la necesidad de plasmar los pensamientos y palabras que un corazn gritaba en silencio y desde entonces, esa mano se volvi inquieta; y aliada al papel y a la tinta fueron desde ese momento los amigos inseparables de un corazn que desbocaba en ellos cada grito, cada suspiro, cada lgrima, cada beso, cada caricia que solo ellos podran entender y guardar sigilosamente, como los mas fieles confidentes. Lleno renglones para silenciar mis labios y abrir el alma. Marta Milena Lpez Castao