Los niños se encuentran expuestos a un inaceptable y elevado riesgo. La prevalencia de los Trastornos del Espectro Autista (TEA) no para de crecer y las alteraciones genéticas asociadas a TEA no son suficientes para explicar este alarmante incremento. En el libro Por qué los niños pierden su cerebro? se detallan los villanos de su principal contribución.