José Carlos Flores Lizana y Myriam Godos del Rosario nos entregan un trabajo sobre el tema del suicidio adolescente. Lo he leído con atención y, debo decirlo, con no poco dolor. Si el suicidio es sumamente impactante para cualquier persona, más aún para los familiares y amigos cercanos al suicida. Pero el acercarse al adolescente que decide acabar con su vida y lo hace justamente en la edad de florecimiento, es sumamente doloroso, y más impactante aún para quienes como yo, en tanto psicoanalista, nos enfrentamos a problemas de la salud mental. Acabar con la propia vida en plena adolescencia implica que ya hay una parte del sí-mismo que está muerta: en efecto, el YO del suicida murió mucho antes de colgarse o tirarse a un vacío para acabar con su vida física