Ello me indujo a abortar el librejo a toda prisa, juzgando ambiciosamente que así como los partos humanos no sólo son viables al noveno mes, sino también cuando alcanzan el séptimo, de igual suerte podrá sobrevivir, con toda su ruindad, este aborto sietemesino.
Cuántos meses, cuántos años, cuántos siglos serían menester para que en los partos del ingenio nada hubiese al cabo que mudar ni corregir? Y no vemos con frecuencia cómo los autores, al pulir y rehacer sus obras para acrecentar su virtud, las deforman en vez de reformarlas y enervan o aniquilan sus bríos en lugar de robustecerlos?
Salga, pues, al campo este engendro de mi mocedad, libre y silvestre como las palomas torcaces, llano y rudo como el soldado que va a combatir contra el error. Y si acontece que le acorralan sus enemigos, encárgale que se acoja a tus reales, amantísimo Castro, que en parte alguna se hallará más seguro.
Y para que nadie le corte el paso antes que tú le conozcas, te lo envío con estas letras para que lo más pronto posible te salude en mi nombre, confirmep. ix nuestra amistad y, sellado con tus armas, salga a campaña desembarazadamente.
Recíbelo, pues, con alegre rostro e inscríbele en el número de los tuyos y a mí con él.Vale.
En Tolosa de Francia, año de 1581.>>
Francisco Sánchez «el Escéptico» (Tuy, 1551- Toulouse, 1623) fue un filósofo escéptico y médico renacentista latinoeuropeo. Hijo de padre español y madre portuguesa, cuya nacionalidad ha sido objeto de larga y enconada disputa.