Una obra poética que difícilmente se encuentra en librerías o en bibliotecas. Un
libro de poemas escrito por una poeta que sufre de varias enfermedades, no una
ni dos, aunque parezca insólito hablamos de 23 enfermedades crónicas, la mitad
de ellas progresivas y degenerativas. Que a la fecha en que este poemario
publicado, lleva 25 años en cama.
Es la voz poética que quiere compartir no sólo con los enfermos, sino con
quienes los aman, con quienes los cuidan. Se piensa que un enfermo no tiene
nada qué decir, especialmente si está encerrado.
La poeta, nos muestra todo lo contrario, tiene mucho que decir, especialmente
que se puede amar apasionadamente a una pareja, a pesar de la enfermedad.
Y si la actitud de la persona enferma es la sana, puede vivir una vida plena por
encima de su enfermedad, por grave que sea.
Leer estos poemas, nos llevan a un mundo que la gente sana no imagina, y la
enferma no puede expresar con esta claridad y con esta maravillosa visión de lo
que es el dolor y la enfermedad cuando son constantes, permanentes como es
el caso de la autora. Algo que también es profundamente enriquecedor para los
lectores, es la oportunidad de comprender a un ser humano que está
discapacitado.
Lo estupendo de leer un libro como este, que habla del dolor, la muerte, el valor
de la salud y la vida, el valor del amor, es que, de la pluma de una mujer que lo
ha vivido en carne propia, tiene un valor inconmensurable.
Es un gran regalo esta lectura, y sin duda los lectores y lectoras en la medida
que lo lean, lo agradecerán, los enfermos por unas razones y los sanos por otra,
pero sin duda, esta lectura, cada poema, enriquecerá sus vidas.